Ya hemos hablado de cosas como los ejercicios aislados y los ensayos generales que pueden hacer que nuestro juego sea más consciente. Sin embargo, en general, jugar al póquer es más engañoso que otra cosa. Si ensayas una sonata para piano, normalmente puedes oír una nota perdida, pero como jugador de póquer no siempre sabes si has cometido un error. El póquer nos proporciona una retroalimentación constante, pero es muy ruidoso y caótico. Por eso, en parte, es difícil aprender a jugar.
La retroalimentación condiciona la mente. La retroalimentación positiva fomentará ciertos comportamientos y la negativa los desalentará. Imagina tu mente como un conejo en una jaula, alimentado con trocitos de comida o electrificado. Normalmente, recibes comida por hacer cosas buenas y te sacuden por hacer cosas malas. Pero en el póquer, tanto la "comida" como la "descarga eléctrica" llegan a veces de forma inesperada. A menudo puede parecer que no hay rima ni razón: comida, sacudida, comida, sacudida, sacudida, comida. Cuando experimentas tal caos, te sientes perdido y tienes todo tipo de confusiones extrañas y ajenas a por qué llega la "comida" o la "descarga". Y no es de extrañar, porque eso es lo que hace un recién llegado. Cuando jugaba NL 10, después de perder unos cuantos botes grandes con ases contra 25o y 34o, empecé a creer que jugar bajo era lo más inteligente, porque un rival con una pareja grande nunca adivinaría que yo había conseguido dos pares o trips con una mano así...
Eso es lo que significa estar orientado a los resultados. Si estás orientado a los resultados, responderás al nivel superficial de retroalimentación que te envía el póquer. Por ejemplo, si vas de farol y te ganan, pierdes la confianza y decides que fue una mala decisión. Estar centrado en el resultado significa que te afecta lo que el póquer te está haciendo en ese momento. Pero el póquer es un juego muy caprichoso y nosotros, como jugadores experimentados y reflexivos, tenemos que ser conscientes de ello. Así que, en lugar de dejar que el póquer 
para hacer lo que quieras, tienes que tomar cartas en el asunto, ponerte una bata de laboratorio y convertirte en científico, alimentando o "electrocutando" tu mente.
Queremos estar orientados al proceso. En lugar de centrarnos en los resultados y querer ganar todas las manos, centrémonos en el proceso de tomar buenas decisiones a largo plazo. Esto nos permite tomar acciones que pueden hacernos perder el bote, pero que no nos afectarán negativamente y nos permitirán tomar la misma acción la próxima vez. Nos da control sobre nuestro propio condicionamiento. Estar orientados al proceso nos permite eludir la aleatoriedad y el caos del póquer y moldear directamente nuestra mente para el juego ideal.
Bueno, ¿cómo te orientas al proceso? ¿Cómo dejas de sentirte mal cuando pierdes una mano? Hay dos respuestas. La primera es que se hace más fácil con el tiempo. Pierde suficientes manos y te volverás insensible a perder y a la negatividad que conlleva. La segunda respuesta es un poco más complicada y nos lleva de nuevo al terreno de los cambios cognitivos, pero eso es para otro artículo.
Haseeb Qureshi
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