El flujo del juego es la fuente a través de la cual fluye todo el juego de póker. Es omnipresente e inevitable. Cada mano que alguna vez se ha jugado entre dos personas será procesada por esta fuente.
En artículos anteriores hablamos sobre el equilibrio, las frecuencias construidas, los rangos y ideas similares. Cuando se trata de manos de valor, dado que su aparición es completamente aleatoria, lo único que podemos hacer es construir un rango. Y cuando pasamos al farol, aquí es donde vemos cuántas decisiones podemos tomar, cuántos juegos hay en los juegos, cuán complejo puede ser cada momento. Podemos decir que queremos farolear el 66%, un número grande y bonito, pero el arte del farol en cada mano es reduccionista, siempre diferente. ¿Pueden estas afirmaciones contradecirse entre sí?
Digamos que tienes el objetivo de que la frecuencia de farol en la situación X sea del 50%. A primera vista, si durante un partido farolearas en esta situación 50 veces de 100, podrías decir que cumpliste tu objetivo. Sin embargo, si no faroleaste en absoluto en X1, X2, X3,…,X50, y faroleaste todo el tiempo en X51, X52, X53,…, X100, naturalmente te darías cuenta de que la frecuencia de farol en las primeras 50 manos es del 0%, y en las siguientes 50 es del 100%.
Extendamos este argumento a una secuencia más realista. Puede parecerte que en una serie de 10 manos has creado un equilibrio, por lo que el modelo de farol se vería así:
F· B · F · B · F · B · F · B ·F · B
Probablemente llamarías a esto una secuencia equilibrada, donde la frecuencia de farol es del 50%.
Sin embargo, también podríamos decir que en cada posición individual de esta secuencia, la frecuencia de farol es del 0% o del 100%, dependiendo de si el ejemplo es par o impar. Si hiciéramos esta secuencia más compleja y no tan perfectamente repetitiva:
B · F · B ·F · B · B · F · F · B · F
podríamos, aunque con menor precisión, extender cada argumento (cada caso par ahora sería igual no al 100%, sino al 80%).
Es claramente visible hacia dónde va este argumento. Puede ser que debido a nuestro factor humano, nuestra incapacidad para generar aleatoriedad de manera normal, nunca seremos capaces de crear una amplia gama de frecuencias estadísticas aleatorias. Puede ser que durante todo el partido, en el que buscamos mantener una frecuencia de farol del 33%, faroleamos de manera predecible más o menos que nuestro número definido y nunca nos acercamos a nuestro objetivo en un momento dado.
Estas consideraciones son completamente válidas. Pero digamos que instalamos en nuestra computadora un generador de números aleatorios, donde podemos ingresar la frecuencia (por ejemplo, 50%) y seleccionará la frecuencia B o F. En ese caso, deberíamos dejar de simular aleatoriedad y en su lugar usar los verdaderos.
Si realmente hiciéramos esto, nos quitaríamos una gran carga de los hombros, estaríamos un paso más cerca de las computadoras y escaparíamos del flujo del juego.
De hecho, hubo personas que intentaron aplicar este método, ya que no es difícil crear un programa así. Y sin embargo, por mucho que mires a tu alrededor, nadie usa estos programas. ¿Por qué?
Porque realizar tal acción, intentar hacer que tu flujo de juego sea completamente aleatorio, es lo mismo que intentar alcanzar un equilibrio perfecto. Tal acción no ayuda a explotar al oponente, en su lugar comienza una huida de la explotación en general. El campo de batalla se reduce claramente. No importa qué errores potenciales pueda cometer tu oponente, todos se pasan por alto debido a la aleatoriedad. Si en cada situación tu acción es X, lo que significa que faroleas el 50% del tiempo de manera completamente aleatoria, entonces no importa cómo tu oponente modele sus suposiciones, lo único que se vuelve importante es su parte general de suposiciones. El flujo del juego se desmorona por completo.
La verdad es que si las aleatoriedades del jugador no son perfectas, siempre habrá alguien que entienda mejor esta área. O haces que tu oponente piense incorrectamente, o él adivina correctamente. Esto sucede en cada partido. Si intentáramos elegir cuándo usar el programa de aleatoriedad, sería en el caso de que el oponente sea más fuerte que nosotros en esta área. En cada situación en la que no sea fuerte, deberíamos jugar con el flujo del juego, analizando minuciosamente el lenguaje del jugador, observando sus caídas e intentando superarlo.
Los programas de aleatoriedad tampoco interesaron a los jugadores porque la lectura y la creación del flujo del juego dependen de habilidades que se pueden aprender con la práctica. El uso del programa solo ralentiza tu crecimiento como jugador de póker. Solo a través de pruebas, errores y desafíos se puede mejorar.
¿Dónde es mejor jugar al póker?