El poder de la agresividad del momento

El poder de la agresividad del momento

En artículos anteriores, hemos hablado del marco estadístico básico para interpretar la adaptación al juego. Si lo pensamos detenidamente, la adaptación a un oponente es simplemente un baile de frecuencias alternas, de estrategias que se refuerzan o debilitan en respuesta a las demás. Pero hay un aspecto del póquer que va más allá de la adaptación.

Cuando hablamos del flujo del juego, dijimos que la frecuencia puede entenderse como una estrategia de amplio espectro que también puede automatizarse y dividirse en partes individuales. Podemos mirar la frecuencia y decir que es 33%, pero también podemos mirar la frecuencia y ver que es un flujo de juego.

La adaptación funciona igual en el juego. Hay ciertos detalles que dependen totalmente de las estadísticas y la estrategia de mente amplia. Esto significa que hay lugares en los que tomamos decisiones basadas en la amplitud de miras, decisiones justificadas por la amplitud de miras o el razonamiento basado en rangos.

Por ejemplo, después de una c-bet, obtienes una nut flush draw en el turn. Esta es una situación en la que el semi-bluff en el turn es independiente de la psicología. Esta apuesta se argumenta específicamente por estadísticas o rango. Usted apuesta aquí porque su oponente a menudo se retira en esta situación y usted tiene suficientes manos de color en el river, etc. La psicología no está involucrada aquí.

En esencia, la gran mayoría del póquer consiste en decisiones basadas en el rango. A veces, incluso un gran call en el river o un gran farol checkraise no llegan al momento psicológico, porque son decisiones que se pueden calcular matemáticamente.

Pero, ¿qué pasa cuando no se puede calcular? ¿Qué pasa cuando la abstracción basada en rangos no es suficiente y no sabes realmente lo que va a pasar?

Ya hemos hablado anteriormente de la zona de confort. La zona de confort de un jugador es el círculo de situaciones en las que se siente seguro. Su zona de confort consiste en determinados conjuntos de acciones que considera que están a su disposición.

Parte de su trabajo como jugador de póquer consiste en averiguar de qué se compone el círculo de su oponente, y luego salirse de él. Por último, si ciertas acciones están fuera de la zona de confort de su oponente, lo que realmente significa es que él no ve esas decisiones como opciones. Su estructura de póquer se lo impide. Averigüe cómo le limita el esquema del otro jugador. Y entonces, cuando empiece a empujarle hacia donde no esperaba ir, su oponente no le seguirá.

Esta visión nos lleva a la idea de la agresión del momento. La agresión del momento no es sólo ser agresivo, subir intensivamente o apostar. Es mucho más.

Para tomar una decisión basada en el alcance, tenemos que luchar con nuestro alcance para construir la frecuencia óptima. Se trata de un enfoque de ataque centralizado y planificado. Pero el ataque

la decisión es un acontecimiento permanente, a corto plazo. Es decidir que el adversario tiene una mano, un estado, e intentar rodearle con esa única mano.

Se podría pensar que esto es como pensar de mano en mano, pero no es así. Jugar una mano en el momento, filosóficamente hablando, significa afrontarla como un momento único, no como un mero tornillo en un gran partido. Significa suspender los mecanismos de la mente,

detener todas las demás acciones. Cuando la situación a la que te enfrentas es lo suficientemente difícil, profunda y descentrada, y la apuesta que acaba de hacer el adversario te está mirando a la cara, basta con decir "puedo elegir un sitio mejor" o "básicamente es una mala jugada, sea lo que sea". La copa está llena de retrasos y excusas. El competidor te ha obligado a tomar una decisión de la que ya no puedes escapar. Claro, puede ser una decisión que te cueste todas las fichas que tienes, pero esta decisión está por encima de eso. Es una situación en la que tienes que poner toda la determinación de tu mente en una decisión. Normalmente, los jugadores agresivos pueden obligarte a jugar muchos botes grandes, pero los buenos jugadores te obligarán a tomar decisiones impulsivas. Este tipo de agresividad es más feroz que intentar ganar muchos botes. Algunos jugadores agresivos pueden ser tenaces, pero rápidamente se vuelven complacientes con ajustes de mente amplia. La agresividad momentánea es diferente. Jugando contra un buen jugador, sentirás que no puedes cometer un error. No puedes huir ni darte la vuelta. Cada placaje es como una prueba. Cada golpe tiene que ser recibido o rechazado.

¿Qué tiene? ¿Qué cree que tengo? El mundo se comprime en un momento masivo y la acción depende de ti. La agresión momentánea culmina en uno de esos lugares, congelados en el tiempo, donde todo depende de ti. Es el punto culminante de la guerra psicológica.

No puedes tratar de utilizar la agresividad del momento, sólo puedes tratar de hacer faroles inteligentes y poderosos. Pero si se hacen con suficiente habilidad e inteligencia, acabarán convirtiéndose en la sensación del momento. Así es como un jugador se convierte en un oponente intimidante: tomando una decisión buena y meditada cada vez.

¿Cuál es el mejor sitio para jugar al póquer?