La importancia del riesgo en el póquer

La importancia del riesgo en el póquer1

Ya hemos hablado de cómo la mente se organiza en redes neuronales. Las conexiones que se forman entre las neuronas se fortalecen con las acciones repetitivas y se debilitan si no se activan. Así, si se realizan determinadas acciones repetidas, las redes neuronales mencionadas se van formando y modificando. Estas redes son los cimientos de nuestra psique: todos nuestros conocimientos y posibilidades residen en estas estructuras.

El aprendizaje puede definirse como cualquier cambio en las conexiones de nuestras redes neuronales. Siempre que una conexión se refuerce o debilite (de la forma que sea), lo llamaremos aprendizaje (excluyendo los cambios causados por lesiones o agotamiento). Puedes objetar que este término incluye demasiado, pero a veces las mismas redes neuronales te harán jugar peor. Si tu mente te convence de que J4o es una mano exitosa, eso ya es un cambio en cómo tus neuronas interpretan J4o. Pero, ¿realmente queremos llamar aprendizaje a este proceso?

Absolutamente. Es importante comprender que no podemos tener una noción preconcebida del aprendizaje ni pensar que sólo se aprende cuando nos dedicamos seriamente al aprendizaje productivo. La cognición implica ensayo y error, por lo que aprender a cometer errores es una parte inevitable y esencial del proceso de aprendizaje, especialmente en las primeras etapas del desarrollo de la red. Así que, para compensar un mal hábito, hay que aprender dos buenos.

Intentemos ahora afirmar que existe un diseño neuronal ideal. Podemos llamarlo "red óptima". Esta red es la mente del jugador de póquer perfecto: es la estructura perfecta del juego de póquer. Tu propia red tiene su propia forma, probablemente más simple que la óptima. Si superpusieras tu propia estructura sobre la óptima, como si superpusieras una copia sobre el original, todas las incoherencias entre tu juego y el juego perfecto estarían en la palma de tu mano. Lo único que queremos es entrenar nuestras redes neuronales para que esas discrepancias no existan.

Este entrenamiento se produce de forma natural porque la forma de la red óptima es la que más dinero da a largo plazo, y tú estás condicionado por lo que te da dinero, así que automáticamente te sientes atraído por esa forma de red. El proceso es muy similar a la selección natural. Y, sin embargo, es difícil conseguir todo esto por uno mismo. Si fuera sencillo, cualquiera que jugara millones de manos se convertiría en un gran jugador. ¿Por qué, a medida que avanzas hacia la forma óptima, el camino se bloquea?

Hay muchas razones para ello: falta de situaciones desafiantes (no hay necesidad de jugar en situaciones desafiantes), constante
sesgos cognitivos y malentendidos, falta de autoconciencia crítica, factores distintos del dineroLa importancia del riesgo en el póquer Motivación e incentivos (por ejemplo, apuestas, etc.) y, a veces, obstáculos para realizar jugadas sofisticadas (como una jugada arriesgada que resulta eficaz si se dispone de ciertas cartas, pero desastrosa en caso contrario). El alumno se enfrenta a todos estos obstáculos sin que nadie le guíe en la dirección correcta.

Imagina por un segundo que aprender a jugar al póquer es como sortear un campo de minas. Cuando empiezas tu
el mapa de la zona de póquer es muy simple, no se sabe lo que es bueno o malo, es sólo
parece un campo vacío. La verdadera realidad (la óptima, el verdadero mapa del póquer) es muy
Es complicado, pero aún no lo sabes. Sólo ves un mapa en blanco. La única forma de obtener más información y rellenar el mapa es explorando. Tienes que descubrir dónde se esconden las minas. A medida que avanzas por la zona, descubres minas (malas acciones) y zonas seguras (buenas acciones). Pero en el póquer, a diferencia de un campo de minas real, no pierdes un miembro por pisar una mina. Puede que pierdas el bote, pero puedes seguir jugando. En el peor de los casos, empiezas a golpear la pared. Así que el póquer nos anima a asumir riesgos, a cometer errores. Explora todo lo que puedas, averigua qué funciona y qué no. Cuantos más datos tengas, mejor y más rápido conocerás el territorio. La forma ideal de aprender es la que revela el terreno que tienes delante de forma más rápida y completa.

Aprender a jugar al póquer es difícil. Si fuera fácil, no sería rentable. Pero comprender lo que significa aprender a jugar al póquer (que es la configuración de nuestras redes neuronales hacia una estructura óptima) nos proporciona una valiosa perspectiva. Es un camino de ensayo y error, de retroalimentación y alineación constantes. Nuestro objetivo en el aprendizaje es acelerar y optimizar este proceso tanto como sea posible. Queremos aprovechar al máximo los datos de que disponemos, aumentar la velocidad de entrenamiento de las redes neuronales y sacar el máximo partido de los conocimientos que adquirimos. Es absolutamente cierto que si no pones a prueba el potencial de cualquier habilidad, si no te desafías a ti mismo, no mejoras.

En una ocasión se realizó un experimento con patinadores olímpicos sobre hielo. Demostró que los atletas que lograban los mejores resultados eran los que cometían más errores durante los ensayos. En lugar de tomarte los errores como una mala señal, piensa en ellos como un signo de que estás aumentando tu nivel de habilidad.

Así que la clave para aprender es estar dispuesto a tener una estrategia de alto riesgo. Juegas al Buscaminas, excepto que tus vidas nunca se acaban. Da vueltas, comete errores. Al final, cada error es una oportunidad para aprender nuevas lecciones sobre el territorio y aprovecharlo en el futuro.

Haseeb Qureshi

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