Tres formas de aprender en el póquer

Tres formas de aprender en el póquer

El siguiente tema es el aprendizaje. Todos tenemos una hoja en blanco en la cabeza cuando empezamos a jugar al póquer. Nadie nació sabiendo identificar un SA/WB, leer un preflop o detectar un cooler. Aprendemos estas cosas con el tiempo, a medida que nos adentramos en el juego. Y aunque el póquer nos da a todos información, no todos los jugadores se convierten en profesionales. Uno de los factores más importantes para determinar lo buen jugador que llegará a ser un principiante es la calidad del aprendizaje.

¿Cómo podemos mejorar la calidad del aprendizaje?

A primera vista, esta pregunta puede parecer extraña. El aprendizaje define la forma en que, como seres humanos, interactuamos con el mundo. Puede resultar inusual dejarlo todo a un lado y empezar a escuchar al mundo, pero si eres jugador de póquer, el aprendizaje es una parte fundamental de tu profesión. Para convertirse en un buen jugador, es esencial aprovechar al máximo el proceso de aprendizaje.

Como jugador de póquer, dispones de todo tipo de recursos para aprender lo máximo posible. Por ejemplo, vídeos, foros, libros, etc. Sin embargo, por muchos vídeos que veas o foros que leas, no conseguirás mejorar. ¿Por qué? ¿No es el póquer, después de todo, un juego puramente mental? Después de todo, no es fútbol o baloncesto, en el póquer todo lo que tienes que hacer es saber cuál es la acción correcta y luego hacerla. Pero, ¿por qué esto no es absolutamente cierto?

Aunque podemos aprender jugando, viendo vídeos o leyendo foros, las formas reales de aprender son fundamentalmente distintas en cada una de estas opciones. Repasémoslas brevemente.

En primer lugar está la teoría o el conocimiento del póquer. Esto se puede llamar aprendizaje proposicional. Es lo que normalmente obtienes cuando ves un vídeo. Es tu capacidad para hablar de póquer, todas tus ideas sobre explotación, combinatoria, teoría de juegos, etc.

Luego está tu know-how o aprendizaje procedimental: la capacidad de jugar subconscientemente. Es tu capacidad para pasarte dos horas pulsando botones en respuesta inmediata a la situación que se te presenta, ahí es donde reside tu verdadera intuición para el póquer.

Y el tercero es el aprendizaje emocional, a menudo descrito como juegos mentales. Se trata de tu capacidad para aceptar las pérdidas, jugar con constancia, respetar las reglas que te has inventado y observar tu propio estado de ánimo. Aunque los tres son importantes e interactúan entre sí, es importante subrayar que son muy diferentes. Si quieres desarrollar tu propio saber hacer, desde luego no podrás hacerlo realizando actividades que desarrollen la teoría del póquer o las habilidades emocionales (aunque mejoran el estilo de juego en general). Todas estas técnicas están compartimentadas en nuestro cerebro. Aunque cada una de estas redes contribuye al resultado global de jugar bien al póquer, permanecen separadas. Cada una crece y se fortalece de formas diferentes, estimulada por estilos diferentes y entrenada por ejercicios diferentes.

Veamos un ejemplo similar. Si eres boxeador, para ser un buen jugador en este deporte, necesitas desarrollar tu resistencia, tu jab y tu juego de pies. Aunque todas estas habilidades juntas pueden llamarse boxeo, son cualidades separadas que se desarrollan de forma diferente, pero ninguna de ellas individualmente se llamará boxeo.

El conjunto de habilidades que necesitamos desarrollar para convertirnos en jugadores de póquer es la teoría del póquer, nuestra intuición del póquer y nuestras habilidades emocionales. ¿Cómo podemos desarrollarlas? ¿Cuál es la mejor forma de aprenderlas? Para responder a estas preguntas, tendremos que profundizar en todo el proceso de aprendizaje. Hablaremos de ello en los siguientes artículos.

Haseeb Qureshi

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