La importancia de la preparación psicológica en el póquer

Todos los jugadores de póquer aprenden estrategias, perfeccionan sus habilidades y creen que ése es el camino hacia el éxito. Pero la realidad es que la habilidad por sí sola no basta para convertirse en un jugador ganador. Igualmente importante es la psicología del jugador. Empezaremos por ayudarle a comprender y aceptar mejor las realidades del póquer.

El póquer es un juego de suerte y habilidad

Un debate popular entre los jugadores de póquer es si éste es un juego de suerte o de habilidad. Cada mano que se reparte es como un nuevo comienzo y, lógicamente, el objetivo es intentar ganarla. El ganador de cualquier mano viene determinado por el azar. Las cartas sobre la mesa caen al azar, tanto las tuyas como las de tus oponentes. Un jugador hábil no puede hacer nada para aumentar sus posibilidades de ganar, pero sí puede hacer que su oponente se retire.

Si se mira más a fondo, se puede ver un elemento oculto de habilidad. En el póquer no se trata de ganar el mayor número de manos, sino de ganar más dinero. Si te fijas en la estructura del póquer, intentar ganar todas las manos es una idea estúpida. Cada mano tiene un ganador, así que es mejor establecer tu propio rango de manos y jugar las manos en las que crees que eres el favorito. Un jugador que intenta ganar siempre perderá rápidamente mucho dinero en el proceso.

Esto demuestra que los jugadores más fuertes tienden a ganar menos manos pero más dinero. De hecho, es difícil encontrar otro juego en el que los mejores jugadores ganen menos manos. Este es un aspecto único del póquer que puede hacer que parezca un juego de suerte.

Pero el póquer también tiene un gran componente de habilidad. Los jugadores tienen que tomar decisiones en varios momentos cuando juegan una nueva mano. Tienen que analizar todas las pistas posibles (como su propia mano, las cartas sobre la mesa, las acciones de su oponente) y tienen que decidir y hacer la mejor jugada. Donde hay decisión, hay margen para el error, y donde hay margen para el error, naturalmente hay habilidad.

A corto plazo, el éxito es el rey

Aunque el póquer es un juego tanto de suerte como de habilidad, puede ser muy difícil encontrar el elemento de habilidad en poco tiempo. Para ganar el bote en el póquer, necesita tener la mejor mano en el giro de cartas u obligar a todos sus oponentes a retirarse. Puede aumentar sus posibilidades de ganar forzando a retirarse al mayor número posible de jugadores antes de que se den la vuelta las cartas, pero cuando se dan la vuelta las cartas, gana el jugador con la mejor mano, no el jugador con más habilidad. Habrá muchas ocasiones en las que podrá ganar grandes botes forzando a todos sus oponentes a retirarse, pero obviamente esto sólo ocurrirá cuando ninguno de sus oponentes tenga buenas manos. En resumen, el resultado de una mano individual en el póquer se basa en gran medida en la suerte.

Como ya hemos comentado, la habilidad en el póquer consiste en perder menos con cartas perdedoras y ganar más con cartas ganadoras, pero ésta no es una conclusión exacta cuando se analiza una sola mano. Digamos que estás jugando al Hold'em sin límite y pones todas tus fichas con una mano fuerte como A-K contra una mano débil como 7-2. Las probabilidades de que A-K sea la mejor mano en el river son aproximadamente de 2:1. Eso es una ventaja bastante grande. Es una ventaja bastante grande, pero no garantiza la victoria. Será bastante común tomar una buena decisión y ser castigado por ello, o por el contrario tomar una mala decisión y ser recompensado.

He aquí otro ejemplo. Imagine que lleva jugando una semana entera y que ha tenido 100 flush draws en esa semana. En el póquer Hold'em, si consigue una compra de color después de tres cartas comunitarias, tiene una probabilidad de 2:1 de completarla en el river. Así que, de media, conseguirá 33 escaleras de color de cada 100. Si tiene suerte, puede que complete el palo 40 veces de cada 100, y si tiene mala suerte, puede que sólo lo complete 25 veces de cada 100.

A largo plazo, la habilidad es el rey

La buena noticia para el jugador ganador es que el factor suerte casi desaparecerá cuando juegue al póquer durante bastante tiempo. Los matemáticos lo saben intuitivamente, pero si te cuesta trabajo con las matemáticas, imagina que lanzas una moneda al aire. En cada lanzamiento de una moneda hay 50% probabilidades de que salga un número y 50% probabilidades de que salga un escudo. Si lanzas la moneda 10 veces, esperas que tanto el número como el escudo salgan 5 veces. Por supuesto, hay una buena probabilidad de que, por ejemplo, el escudo salga 6 veces, pero incluso hay una probabilidad de 17% de que el escudo salga 7 veces o más. Pero, ¿qué ocurre si lanzamos la moneda 100 veces? Calculando, podemos ver que la probabilidad de obtener 70 escudos de armas de cada 100 lanzamientos es de sólo 0,004%. Así pues, cuantas más veces se repita una acción aleatoria, menor será la probabilidad de obtener un resultado desfavorable.

Esta teoría matemática, a menudo conocida como la "Ley de los Grandes Números", tiene importantes implicaciones para el póquer. Cuantas más manos juegue, menores serán las posibilidades de éxito o fracaso. Si juega suficientes manos, el factor suerte prácticamente desaparece y sus resultados se ven influidos por la habilidad.

 
Fuente: La mentalidad del póquer: actitudes esenciales para triunfar en el póquer

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